lunes, 16 de mayo de 2011

Qué es el Coaching Ontológico para mi? (Primera Parte)


Como muchos colegas lo plantean es una práctica que invita a los seres humanos a observar la vida, pensar, emocionar, sentir y actuar de una forma diferente. Esto posibilita lograr resultados, en todos los ámbitos en los que operan y que antes no se obtuvieron. Además, permite vivirlos, pecibirlos y valorarlos de una forma distinta a la previamente conocida.
El Coaching Ontológico es, además, una nueva forma de aprendizaje que permite una transformación profunda y constante en la vida de las personas y sobretodo un rediseño en sus maneras de Ser y de Hacer.
Ofrece una serie innumerable de herramientas concretas que están orientadas a lograr una notable precisión en la comunicación que nunca antes se había obtenido, y en consecuencia, crear conversaciones poderosas que generan relaciones con “menos ruidos”, mas fluidez y mejor convivencia.
Esto es sólo un pequeño reconocimiento de las posibilidades que ofrece el Coaching Ontológico como alternativa de transformación del observador, de las maneras de actuar y de los resultados posibles de lograr a partir de su inclusión.
Sin embargo, yo creo que lo más importante es otra puerta que nos abre el Coaching Ontológico más allá de lo que acabo de describir. Y es que esencialmente empezamos a reflexionar desde un paradigma distinto, fundamentalmente atreviéndonos a despojarnos de todas aquellas creencias y fundamentos que incorporamos sin cuestionar y esto significa ni mas, ni menos “empezar a pensar por mi mismo”. Cuando esto sucede, nos permitimos revisar aquellas ideas, pensamientos y conceptos acerca del universo en que fuimos viviendo y creyendo que eran de la forma en que incorporamos la información que recibimos.
En lo personal, pude darle nuevas interpretaciones a innumerables experiencias y sobretodo a aceptar en paz que muchas preguntas jamás tendrán respuestas y que no las necesito para fluir con la vida y disfrutarla. Aprendí que sólo desde la humildad puedo vivir auténticamente y que la soberbia y la arrogancia son sólo un llamado de atención para sentirme reconocido. Que si yo no me acepto y reconozco, nunca encontraré el relleno para ese vacío por mas que lo busque. Aprendí que nunca seré “el mejor”, porque eso no existe. Que soy único, diferente, pero que no soy especial y que me parezco mucho a todo el mundo. Aprendí que permitirme ser vulnerable me fortalece y que la gratitud es el más poderoso de los estados de ánimo porque sólo desde esa manera de vivir tengo acceso a la riqueza de mi ser. Que perdonar no es juzgar y condonar de culpas a nadie, que perdonar significa soltar mi pasado y prometerme a mi que lo que sucedió no me va afectar nunca más en la vida. De esta forma me abro a crear un presente pleno y darme la oportunidad de construir un futuro limpio, sano y lleno de posibilidades.
Aprendí que los seres humanos, todos sin excepción, somos capaces de tener sentimientos amorosos y que cuando actuamos lastimando, estafando, perjudicando, mintiendo, engañando y agrediendo es sólo porque estamos muertos de miedo. Que la única razón por la que hacemos todo lo que hacemos fue, es y será el amor, y que si no lo aceptamos en algunos ámbitos, es simplemente porque no nos atrevemos, porque tenemos miedo a hacer contacto con lo profundo de nuestro ser. Porque para todos los seres vivos de este planeta, lo más importante es EL AMOR. Y para los muertos también.
Aprendí que si Yo creo, es posible y si No creo, no hay ninguna posibilidad de que algo suceda. Que el mundo cambia me guste o no, pero que si quiero que sea mejor yo soy el que se tiene que encargar que así sea. Porque lo que hago o no hago tiene consecuencias, aunque nunca me entere a quien le afectan.
Y sobretodo releyendo esto que acabo de escribir, aprendí que todo esto no es verdad, es nada más que mi interpretación.
Y eso está buenísimo porque no hay nada que defender… no tengo razón.

No hay comentarios:

Publicar un comentario